lunes, 18 de octubre de 2010

Día 16 de Octubre de 2010. Sábado.

Llegó el Sábado y de nuevo el Club de Ocio. Hoy tenemos novedades al comienzo de nuestras actividades. La primera es que nos encontramos con una voluntaria que viene a colaborar con nosotros y sobre todo a ayudar a nuestros usuarios. Se trata de “Adela”, que desinteresadamente se ha prestado a prestar voluntariado con personas con discapacidad intelectual. Además conoce el ámbito de la discapacidad, ya que trabaja en Feafes (Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental), como monitora de Ocio y Tiempo Libre. Sus inquietudes le llevan a seguir aprendiendo de nuestro club de ocio, quiere ver y sentir “in situ” todo lo que hacemos. Algo que nos llena de satisfacción, ya que se valora nuestro trabajo y por supuesto queremos superar las expectativas que traía.
 
 
 Los usuarios de San Gil han llegado en el microbús con José Luis Acacio, y según han entrado en el club hemos realizado una asamblea para presentar a nuestra voluntaria para que se vayan conociendo. Una vez finalizada la asamblea, rápidamente han comenzado las actividades, diferentes propuestas como siempre al gusto de nuestro usuarios. Pero esta vez contamos con una mano más para dinamizar las actividades.
 
 
 
 
 
 
 
 
 Iba pasando el tiempo y tocaba organizar la salida para ver el partido de baloncesto entre Plasencia-Extremadura contra Mallorca. Lo primero apuntar a los usuarios que quieren asistir y por otra preparar los instrumentos musicales para animar a nuestro equipo. Ni que deciros que esta actividad sea una de las que más gusta a nuestros usuarios, imaginaros la motivación y el buen ambiente que llevan cada vez que hay partido. Una vez acomodados dentro del pabellón nos toco sufrir ya que el rival de hoy era de gran envergadura, y en muchos momentos fue perdiendo nuestro equipo. Algún usuario exaltado y en momentos concretos de dejo llevar por la pasión, escapándose alguna palabra mal sonante. Lo que requirió de nuestra labor pedagógica. Lo primero intentar calmarle y lo segundo cambiar esas palabras por otras menos mal sonantes. Por ejemplo como “Calabacín”, “Melón” o “Sandía” por otras inapropiadas, que a la vez provocaba risa entre los usuarios sin ser tan agresivas como las otras. Una modificación, que no una prohibición, que resulta atractiva y tiene unas consecuencias muy diferentes entre nuestros usuarios.
 
 
 
Al finalizar el partido, que por cierto perdimos y acabamos aplaudiéndolos por el esfuerzo realizado a nuestros jugadores, recogimos todo el material, preparados para las sorpresas de mañana. Os las contaremos.

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